Jordi Díez López

Jordi Díez López, nacido en Barcelona un 11 de marzo del 1966. Ya con catorce años hacía intercambios de juguetes en la escuela después de reyes entre sus compañeros, la mayoría no habían conseguido el regalo que querían y juntábamos todos los regalos y cada cual lo cambiaba por el que le gustaba más. Realmente no fue un gran estudiante y su trayectoria educativa, se convirtió más una iniciativa empresarial que universitaria, puesto que con dieciocho años ya tenía una agencia de publicidad a Radio Minuto haciendo el primer programa del mundo del motor en toda España. Empezó sus estudios universitarios como Psicólogo en la Universidad de València, que a lo largo del tiempo hizo que sus prioridades, dieran un giro de 180 grados. Su empujón hacia los negocios dejó de motivarlo, puesto que no acababa de entender porque la gente tenía que pagar por unos servicios, que creía que tenían que estar al alcance de todo el mundo y con su carácter social, colaborador, participativo y altruista pensó que tenía que hacer un cambio para volver a tener motivación por hacer las cosas. Con la colaboración y amistad que todavía les une desde hace 25 años, fundó la asociación ACTIVIDAD SOCIAL RUBINENCA, una entidad sin ánimo de lucro que quería acercar personas con necesidades y personas dispuestas a ayudar. Salió muy bien, puesto que incluso hacían un programa a Radio Rubí para su difusión local. Su primer proyecto importante, fue poner un ascensor en el instituto Duc de Montblanc porque había un alumno con movilidad reducida que no podía asistir a las clases por la escalera que había para ir a las aulas.

A pesar de que se dedicó un tiempo a la abolición de las barreras arquitectónicas, la asociación siempre luchaba por derechos fundamentales. Es decir que se iba adaptando a las necesidades de las personas, llegando a hacer educación social para jóvenes con necesidades educativas especiales y con riesgo de exclusión social con la colaboración de la Academia Xir.

Hace tiempo que sufrió un accidente que lo apartó de la vida laboral, pero no de la vida colaborativa y social. Ahora una vez pensionista y con otros problemas añadidos, ha hecho uso de los servicios que el Ayuntamiento ofrece a sus ciudadanos y está a pie de calle para ver carencias y necesidades de la gente y con ganas de defender sus derechos, comprendiendo también las carencias administrativas que hay, dirigir "la sindicatura de greuges" es una oportunidad única y posiblemente la última de su vida para continuar con su espíritu de defender los derechos fundamentales y las libertades públicas de los rubinenses y rubinensas.

Para mí, se presenta como una oportunidad única, como la cereza del pastel, a todo mi trabajo hecho por Rubí y sería fantástico acabar después de esta etapa. Es por eso que presento mi propuesta y candidatura para poder acceder a la convocatoria pública para el cargo del síndico municipal de Rubí.

Ver Proyecto Adjunto.